Uso terapéutico de los cannabinoides
RESUMEN
Actualmente hay dos cannabinoides (componentes activos de la planta del cannabis y sus derivados) comercializados para uso terapéutico. El dronabinol o ?9tetrahidrocannabinol (THC) y su análogo nabilona. Ambos están aprobados en diversos países para el tratamiento de las náuseas y vómitos secundarios a la quimioterapia antineoplásica que no responde a los tratamientos habituales. No obstante, su lugar en terapéutica como antieméticos ha sido cuestionado porque no se dispone de ensayos clínicos comparativos con los tratamientos de referencia (inhibidores de la serotonina). El dronabinol también está aprobado en diversos países para el síndrome de anorexia-caquexia de los pacientes con sida.
Aunque la investigación preclínica actual tiende a desarrollar nuevos fármacos que interactúen con el sistema cannabinoide, la investigación clínica se está realizando sobretodo con THC y extractos estandarizados de cannabis (que contienen mayoritariamente THC y cannabidiol). Empiezan a acumularse pruebas clínicas que sugieren que los cannabinoides podrían ser eficaces en el tratamiento sintomático del dolor neuropático, la esclerosis múltiple (EM) y en la mejoría de los tics del síndrome de Gilles de la Tourette y determinadas discinesias. Sin embargo, hay que esperar los resultados de los estudios en curso para evaluar su posible lugar en terapéutica como analgésicos y en dichas alteraciones del movimiento.
En relación al tratamiento sintomático de la EM, los cannabinoides no han mostrado eficacia antiespástica según variables objetivas, sin embargo pueden mejorar la sensación subjetiva de rigidez, el dolor y la calidad del sueño de estos pacientes. Hacen falta nuevos ensayos clínicos que confirmen su utilidad en esta indicación.
Palabras clave:
Sistema cannabinoide, cannabis cannabinoides, dolor, espasticidad, náuseas y vómitos, eficacia, efectos indeseados.
INTRODUCCIÓN
La planta del cannabis (Cannabis sativa) ha sido utilizada en terapéutica desde la antigüedad. En los últimos años su uso terapéutico ha sido amplia y extensamente debatido. El interés manifestado por algunas asociaciones de pacientes por el uso de dicha planta y sus componentes activos y derivados (cannabinoides) ha reavivado la polémica. Este uso contrasta con la falta de ensayos clínicos que cumplan los requisitos de las agencias reguladoras para aprobar su uso como medicamento1. La realización de estos estudios es difícil por razones logísticas (es difícil conseguir financiación y también la planta o sus extractos), metodológicas (es difícil el enmascaramiento y controlar la variabilidad inter e intraindividual de los efectos de los cannabinoides así como encontrar variables que midan objetivamente mejorías sintomáticas subjetivas como la náusea, el dolor, la espasticidad o la calidad de vida que refieren los pacientes tratados con cannabinoides) y legales (el cannabis es una droga de abuso ilegal en la mayoría de países). Por otro lado, el recién desvelado sistema cannabinoide formado por receptores específicos y moléculas endógenas que se unen a ellos (endocannabinoides) ha contribuido al renacimiento del interés por las propiedades terapéuticas de los cannabinoides. La investigación actual tiende a desarrollar nuevos fármacos que actúen potenciando o inhibiendo los efectos de los endocannabinoides y fármacos sintéticos agonistas y antagonistas de los receptores cannabinoides. Sin embargo, el futuro inmediato de la investigación clínica tiende a basarse en extractos de cannabis con un contenido conocido y estandarizado de principios activos2,3, así como en el desarrollo de nuevas vías de administración como la sublingual, transdérmica, inhalada en aerosol o rectal.
El objetivo de este artículo es revisar los resultados de la investigación clínica disponible sobre el uso terapéutico de los cannabinoides así como aportar información sobre los ensayos clínicos en curso en las diversas indicaciones en las que se están evaluando estos compuestos. El contenido se basa en un Informe técnico realizado por la Fundación Institut Català de Farmacologia a petición del Departament de Sanitat i Seguretat Social de la Generalitat de Catalunya4, partes del cual han sido publicadas en otras revistas médicas y boletines1,5.
COMPOSICIÓN Y DERIVADOS DEL CANNABIS
El Cannabis sativa es una variedad del cáñamo cultivado desde hace muchos años por sus propiedades médicas y psicoactivas. También se denomina marihuana la mezcla de las partes de la planta desecada, cuyo contenido en cannabinoides es variable y depende del lugar y de las condiciones de cultivo, de recolección y desecación. La planta del cannabis contiene más de 400 sustancias, de las cuales 61 tienen estructura de cannabinoide, similar a la de su principio activo más importante, el ?9-tetrahidrocannabinol (THC). Hay dos cannabinoides comercializados en diversos países para uso terapéutico; el dronabinol o THC disuelto en aceite de sésamo (Marinol,® Elevat®) y la nabilona (Nabilone®), un análogo del THC1. El THC es responsable de la mayoría de las acciones psicoactivas y efectos terapéuticos atribuidos al cannabis, como los efectos antiemético, analgésico, sedante y estimulante del apetito. Otros cannabinoides con más o menos relevancia clínica son el ?8tetrahidrocannabinol (?8THC), el cannabigerol, el cannabidiol (CBD), el cannabinol (CBN) y el cannabicrómeno (CBC). Entre ellos cabe destacar el CBD, un cannabinoide no psicoactivo que actúa por un mecanismo diferente al del THC y comparte algunos de sus efectos terapéuticos. Ha mostrado efecto neuroprotector in vitro6, así como efecto analgésico7, antiinflamatorio8, immunosupresor9, antinauseoso10, hipnótico y ansiolítico11 en modelos de experimentación animal.
Se ha sugerido que en administración conjunta los diferentes cannabinoides de la planta modularían la acción del THC y potenciarían algunos de sus efectos terapéuticos. Esto podría explicar porqué algunos pacientes prefieren el cannabis a los derivados sintéticos, a pesar de que no disponemos de estudios rigurosos que lo confirmen.
FARMACOLOGÍA BÁSICA
Se han identificado dos receptores cannabinoides y tres familias de substratos endógenos que se les unen con mayor o menor afinidad produciendo los mismos efectos que el THC en modelos de experimentación animal (antinocicepción, inmovilidad, reducción de la actividad espontánea e hipotermia)12,13,14. El receptor cannabinoide CB1 se encuentra en el sistema nervioso, sobre todo en los ganglios basales, el cerebelo y el hipocampo. El receptor CB2 se encuentra sobre todo en las células inmunitarias. No se descarta la posibilidad de que existan otros receptores cannabinoides12.
En 1992 se descubrió el premier endocannabinoide, la araquidoniletanolamida (anandamida). Tres años más tarde se caracterizó el 2-araquidonil-glicerol (2-ARAG), un endocannabinoide del grupo de los ésteres del ácido araquidónico13. El éter de 2-araquidonil-gliceril o noladina es un tercer tipo de endocannabinoide identificado más recientemente14.
Durante la última década se han sintetizado centenares de moléculas agonistas y antagonistas de los receptores cannabinoides. Algunas se han comercializado para uso terapéutico y otras se han reservado para investigación básica, lo que ha permitido caracterizar la bioquímica y la fisiología del sistema cannabinoide y su función moduladora del sistema nervioso15, la inmunidad16, el aparato cardiovascular17 y la reproducción18.
Este sistema es un complejo modulador, particularmente importante en el mantenimiento de la homeostasis del organismo19.
EFECTOS FARMACOLÓGICOS DEL CANNABIS
Los términos con los que se describen los efectos agudos del cannabis sobre el sistema nervioso son ligera euforia, relajación, aumento de la sociabilidad, potenciación de las percepciones sensoriales y del hambre. Otros efectos habituales, no tan deseados o buscados con su consumo, son afectación de la memoria, alteración de la percepción del paso del tiempo y menor rendimiento en diversas trabajos motores, como escribir a mano o otras actividades de la coordinación motora, y taquicardia. Puede producir efectos desagradables: la mitad de los usuarios (con finalidad lúdica) han tenido como mínimo un episodio de ansiedad secundario a su consumo, generalmente a dosis altas20.
Estudios recientes han sugerido la existencia de una relación entre el uso crónico de marihuana y depresión, ansiedad, esquizofrenia y otras psicosis y alteraciones de la función cognitiva.21,22,23,24. No obstante hasta el momento actual, no se ha podido demostrar que las alteraciones de la función cognitiva en fumadores crónicos adultos de cannabis sean irreversibles25;26. La relación entre el cannabis y la psicosis está bien establecida. No obstante, no hay pruebas concluyentes que demuestren que pueda producir esquizofrenia.
La teoría más aceptada es que podría precipitar un episodio en personas con antecedentes o exacerbar los síntomas en enfermos con esquizofrenia27. La relación entre el uso crónico de cannabis y la depresión ha sido menos estudiada. No obstante, dos estudios recientes apoyan la hipótesis de que el uso crónico de cannabis durante la adolescencia podría ser un factor de riesgo de depresión en el adulto21,22.
FARMACOCINÉTICA
La cantidad de THC absorbida depende de la vía de administración. Por inhalación de humo, la absorción es rápida y los efectos se inician en pocos minutos, y son completos antes de media hora28. Por vía oral, la biodisponibilidad del THC es de un 5-10%, debido a que es destruido parcialmente por el jugo gástrico y a que es sometido a metabolismo hepático de primer paso; los efectos se inician entre _ y 2 h después de su ingestión y duran de 2 a 6 h28. Los niveles plasmáticos de THC que se alcanzan tras la administración por vía oral pueden resultar modificados por la presencia de alimentos, sobre todo lípidos, los cuales aumentarían su biodisponibilidad. Se ha sugerido que la administración en aerosol aseguraría una absorción rápida y completa, y evitaría los efectos perjudiciales del humo.
También se ha administrado por vía rectal, sublingual y transdérmica28.
El THC se distribuye rápidamente por el organismo, primero a los tejidos más irrigados (cerebro, pulmones, hígado). Después se acumula en el tejido adiposo y se va liberando a la sangre. La semivida de eliminación plasmática (t_ ) del THC puede variar entre 28 a 56h.
Se han identificado alrededor de veinte metabolitos del THC, algunos de ellos activos. El principal es el 11- OH-?9-THC, con una t_ de 12 a 36 h. Los metabolitos inactivos son eliminados por la orina y las heces. El THC y algunos metabolitos activos son sometidos a circulación enterohepática, y esto contribuye a alargar la duración de su efecto28.
EFICACIA CLÍNICA DE LOS CANNABINOIDES
La eficacia de los cannabinoides ha sido revisada por diversos organismos, entre los que destacan el Comité Científico de la Cámara de los Lores Británica33,34 y el Institute of Medicine (IOM) norteamericano (1999) .
Las indicaciones mejor evaluadas han sido la profilaxis y el tratamiento de las náuseas y vómitos secundarios a la quimioterapia antineoplásica, el síndrome de anorexia-caquexia en pacientes con sida o con ciertos cánceres en fase terminal, el dolor y la espasticidad muscular1. Actualmente también se están evaluando como neuroprotectores31 y agentes antitumorales32.
Su eficacia en las alteraciones del movimiento, glaucoma y asma ha sido menos estudiada.
Profilaxis y tratamiento de las náuseas y vómitos secundarios a la quimioterapia antineoplásica
La eficacia antiemética de los cannabinoides se basa en los resultados de series de pacientes33,34, de dos pequeños ensayos clínicos con marihuana fumada35,36, y de una revisión de 30 ensayos clínicos con nabilona y dronabinol37.
En la década de los ochenta se publicaron los resultados de diversas series de pacientes oncológicos con náuseas y vómitos secundarios al tratamiento citostático tratados con marihuana fumada cedida por el National Institute of Drug Abuse (NIDA) de Estados Unidos33,34 Un 70 a 90% de los pacientes refirieron mejoría con marihuana fumada y THC por vía oral33. En otra serie, Vicengueira et al. encontraron que de los 74 pacientes tratados, 18 (24%) abandonaron el tratamiento. De los 56 restantes un 60% encontraron que el tratamiento era muy o moderadamente efectivo34.
Durante la misma década se publicaron dos ensayos clínicos35,36 En uno ellos (cruzado, a doble ciego y controlado con placebo), la marihuana fumada administrada cada 4 h durante 24 h mostró una eficacia antiemètica (medida según la preferencia de los pacientes) superior a la de placebo y similar a la de THC administrado por vía oral en 20 pacientes con náuseas y vómitos secundarios al tratamiento citostático. Los efectos indeseados fueron leves, aunque 7 pacientes presentaron alteraciones de la percepción35. En otro ensayo clínico cruzado doble ciego y comparado con placebo, en 15 pacientes resistentes a dronabinol, los cigarrillos de marihuana con un contenido de 17,4 mg de THC inhalado cada 3 o 4 h durante los tres días posteriores a la quimioterapia mostraron una eficacia antiemètica (reducción de la frecuencia y la intensidad de leas náuseas y los vómitos y de el volumen del vómito) superior a la de placebo. La incidencia de nauseas y vómitos en el grupo que recibió placebo fue de un 72% y en el grupo que recibió tratamiento activo se correlacionó con los niveles plasmáticos de THC.
Un 44% y un 6% de los pacientes, respectivamente, presentaron nauseas y vómitos cuando los niveles plasmáticos de THC fueron de <5 ng/ml o >10 ng/ml respectivamente. Los niveles plasmáticos alcanzados por vía oral fueron más variables que los alcanzados por vía inhalada. No obstante, la mayoría de pacientes incluidos en el estudio eran jóvenes y con experiencia de uso previo de cannabis36.
Estos estudios presentan algunas limitaciones metodológicas que dificultan sacar conclusiones. Sin embargo, los resultados sugieren que la marihuana fumada produciría una mejoría subjetiva superior a la de placebo y similar a la de THC por vía oral.
Los resultados de un metanálisis de 30 ensayos clínicos, en un total de 1.366 pacientes muestran que la nabilona y el dronabinol tienen una eficacia superior a la de placebo y a la de otros antieméticos, como la proclorperacina o la metoclopramida, en pacientes que han recibido quimioterapia moderadamente emetógena37.
Sobre la base de estos resultados se ha sugerido que la nabilona y el dronabinol podrían ser eficaces sobre todo en la prevención de las náuseas, pero se desconoce actualmente si tienen alguna ventaja sobre los antagonistas de la serotonina en monoterapia o añadidos al tratamiento de referencia, ya que no se han publicado ensayos clínicos comparativos entre ellos, ni tampoco hemos identificado estudios actualmente en curso.
En la mayoría de los ensayos clínicos incluidos en la revisión de Tramèr et al. se registraron más efectos indeseados en los pacientes que recibieron dronabinol o nabilona que en los de los grupos control, siendo los más frecuentes somnolencia, sequedad de boca, vértigo, alteraciones visuales y disforia. A pesar de ello, en los ensayos clínicos cruzados los pacientes manifestaron preferencia por los cannabinoides para ciclos posteriores de quimioterapia. Los autores sugieren que determinados efectos indeseados como la sedación y la euforia, podrían considerarse más bien como potencialmente beneficiosos en el contexto, habitualmente angustioso, del paciente oncológico. Sin embargo, otros efectos indeseados más molestos, como el vértigo, la disforia, la depresión, las alucinaciones, la paranoia y la hipotensión, también fueron más frecuentes en el grupo tratado con cannabinoides, aunque menos frecuentes que los anteriormente comentados, y podrían limitar su uso en estos pacientes37.
Los cannabinoides podrían constituir una alternativa terapéutica, como tratamiento adyuvante, en el 10-30% de pacientes que presentan vómitos agudos y en el 50% que padecen náuseas a pesar del tratamiento con inhibidores de la serotonina38.
También podrían ser útiles en determinados grupos de pacientes oncológicos que reciben quimioterapia moderadamente emetógena y tienen factores de riesgo que les predisponen a padecer estos efectos indeseados como son las mujeres con cáncer de mama, en las que la efectividad de los inhibidores de la serotonina no ha sido superior a la de otros antieméticos39,40. También se ha sugerido que podrían ser eficaces en el tratamiento de las náuseas y vómitos anticipatorios. No obstante, hacen falta ensayos clínicos controlados que confirmen estas hipótesis.
Síndrome de anorexia-caquexia
Los resultados de algunos ensayos clínicos de corta duración sobre el tratamiento del síndrome de anorexia-caquexia en pacientes con sida41,42,43 o con ciertos cánceres en fase terminal44, sugieren que el dronabinol es superior a placebo pero no al megestrol para aumentar el apetito y mantener el peso. La combinación de megestrol y dronabinol no parece tener efecto terapéutico aditivo.
El principal inconveniente del megestrol son los episodios trombóticos y la impotencia. Se ha sugerido que el efecto immunosupresor de los cannabinoides podría limitar el uso en estos pacientes pero esta hipótesis no se ha confirmado en la practica clínica45,46. En tres estudios en pacientes con sida el uso de cannabis no aceleró la progresión de la enfermedad47,48,49.
Actualmente hay en curso un ensayo en fase III para comparar la eficacia de un extracto de cannabis con la de THC ambos administrados por vía oral en el tratamiento del síndrome de anorexia-caquexia en 40 pacientes con cáncer terminal. También se evaluarán otras variables como el efecto antinauseoso y el analgésico50.
Dolor
La eficacia analgésica de los cannabinoides ha sido evaluada en el tratamiento del dolor oncológico, neuropático y postoperatorio51. Actualmente hay diversos ensayos clínicos en curso en esta indicación52,53,54.
Una revisión de cinco ensayos clínicos en un total de 118 pacientes, sugiere que la administración de THC (10-20 mg por vía oral) tiene una eficacia analgésica superior a placebo y similar a codeína (60-120 mg) en el tratamiento del dolor oncológico, aunque el THC a dosis altas (20 mg) se acompaña de efectos neropsiquiátricos limitantes de la dosis51.
El uso de cannabinoides en el tratamiento del dolor neuropático se basa en los resultados de una serie de casos con nabilona y de cuatro pequeños ensayos clínicos en los cuales se ha evaluado la eficacia de diferentes cannabinoides administrados por vía oral o sublingual en pacientes con dolor secundario a esclerosis múltiple, lesión del plexo braquial, ciática por cirugía espinal, neuralgia del trigémino y algias faciales, entre otros tipos de dolor neuropático, resistente a los tratamientos analgésicos habituales55,51,56,57,58.
En una serie de 60 pacientes con diferentes tipos de dolor neuropático (secundario a EM, dolor neuropático central, neuropatía periférica, dolor oncológico y lumbalgia) resistente a otros tratamientos analgésicos, la nabilona (0,25 a 3 mg al día) mostró algún efecto beneficioso en un 30% de los mismos. Un 25% no toleraron el tratamiento. Los efectos indeseados más frecuentes fueron somnolencia y disforia. Algunos pacientes refirieron a su vez mejoría de la calidad del sueño, los espasmos musculares, los síntomas urinarios, la constipación y la ansiedad. La mayoría de pacientes con experiencia de uso previo de cannabis lo prefirieron a la nabilona55.
Las pruebas clínicas disponibles sobre el tratamiento del dolor agudo se basan en el resultado de dos ensayos clínicos en fase II de búsqueda de dosis, en el cual el levonantradol (un cannabinoide sintético administrable por vía intramuscular) mostró una eficacia analgésica superior a placebo en pacientes con traumatismo y dolor postoperatorio51 y un tercer estudio en el cual una dosis única de 5mg de THC administrado por vía oral a les 48 horas de una intervención quirúrgica no se mostró eficaz59. Por otro lado, actualmente está en curso en el Reino Unido el ensayo clínico CANPOP (Clinical Trial as Proof of Principle of Analgesic Effectivenes of Cannabinoids on Postoperative Pain) financiado por el Medical Research Council (MRC). Su objetivo es comparar la eficacia analgésica de 10 mg de THC, un extracto de cannabis, y paracetamol en dosis única, administrados por vía oral una hora antes de la intervención, en 400 pacientes con dolor postoperatorio (amigdalectomizados y pacientes sometidos a cirugía abdominal).
La duración prevista del estudio es de un año. Se evaluarán variables de intensidad de dolor, necesidad de opioides y efectos indeseados52. Sobre la base de los resultados de investigación básica60,61 y clínica (casos anecdóticos, series de casos y ensayos clínicos) y teniendo en cuenta las limitaciones de las alternativas terapéuticas existentes, se ha propuesto que el dolor crónico sobre todo oncológico y neuropático, serían tipos de dolor susceptibles de tratamiento con cannabinoides52.
No obstante, es necesario esperar los resultados de los ensayos clínicos en curso para definir el posible lugar en terapéutica de estos compuestos como analgésicos.
Espasticidad muscular
Las pruebas clínicas disponibles sobre la eficacia de los cannabinoides en el tratamiento sintomático de la espasticidad en pacientes con EM se habían basado hasta hace poco en descripciones anecdóticas de pacientes29,30 y en el resultado de algunos ensayos clínicos con ciertas limitaciones metodológicas62,63,64,65.
Recientemente se ha publicado el estudio CAMS (Cannabinoids in Multiple Sclerosis Trial)66 un ensayo clínico comparado con placebo, financiado por el Medical Research Council (MRC) del Reino Unido.
La administración de THC y un extracto de cannabis, ambos administrados por vía oral, no mostraron eficacia antiespástica objetiva según la escala de Ashworth, aunque mejoró la sensación subjetiva de rigidez, dolor y la calidad del sueño. Únicamente el grupo que recibió THC solo mejoró también la movilidad según el test de caminar diez metros. No se apreciaron diferencias en cuanto al temblor, la irritabilidad, la depresión y la astenia.
Los resultados del estudio CAMS coinciden con los de otros ensayos clínicos piloto previos (publicados en forma de resumen) que sugieren que los extractos de cannabis administrados tanto por vía oral como por vía sublingual tendrían un efecto beneficioso subjetivo (según los pacientes) en el tratamiento sintomático de los espasmos musculares67, el dolor68 y la mejoría de la calidad del sueño69.
Otros ensayos clínicos han evaluado la eficacia de los cannabinoides en el tratamiento de la postura, el temblor y los síntomas urinarios de pacientes con EM. Se trata de ensayos comparados con placebo (2 con cannabis fumado y uno con extracto de cannabis por vía sublingual) con un numero muy limitado de pacientes (entre 8 y 20) que sugirieron una mejoría en la sensación subjetiva de temblor, hiperreactividad de la vejiga urinaria (medida por cistometría) o una sensación general de mejoría, si bien en uno de ellos el equilibrio muscular y la postura empeoraron, según la evaluación de los investigadores70,71,72.
La compañía británica GW Pharmaceuticals está pendiente de publicar los resultados definitivos de un ensayo clínico en fase III en el que se ha evaluado la eficacia de sus extractos de administración sublingual para el tratamiento de la espasticidad y otros síntomas de la EM.
Según la compañía los resultados preliminares de estos estudios son positivos y tiene previsto solicitar a las autoridades sanitarias británicas la aprobación de este producto para esta indicación sobre la base de los mismos73.
Los datos preclínicos y los resultados de los ensayos clínicos publicados sugieren un papel de los cannabinoides en el tratamiento de la espasticidad y otros síntomas de la EM en pacientes resistentes a otros tratamientos para los que no se dispone todavía un tratamiento totalmente eficaz66,74. Hacen falta nuevos ensayos clínicos que confirmen su lugar en terapéutica en esta indicación.
Otras Indicaciones
Sobre el uso de cannabinoides en el tratamiento de las alteraciones del movimiento, la mayoría de las publicaciones describen pequeñas series de pacientes.
La eficacia de los cannabinoides en el tratamiento de la epilepsia y la corea de Huntington no está clara75,76.
En un ensayo clínico en un total de 24 pacientes con síndrome de Gilles de la Tourette la administración de THC por vía oral durante seis semanas mostró una eficacia superior a placebo en el control de los tics77.
Se han descrito cinco pacientes con enfermedad de Parkinson que presentaron una mejoría subjetiva del temblor después de fumar marihuana, pero esta mejoría no fue objetivada por los evaluadores78.
En un estudio en siete pacientes con Parkinson, la nabilona mejoró las discinesias inducidas por levodopa79. Dos ensayos clínicos piloto sugieren que el dronabinol 2,5 mg a 5 mg dos veces al día puede aumentar el hambre, mantener el peso y disminuir la agitación en pacientes con enfermedad de Alzheimer80,81.
El THC disminuye la presión intraocular, de manera proporcional a la dosis82. Sin embargo, este efecto dura poco, porque el THC desaparece rápidamente del humor vítreo, y persiste sólo mientras el fármaco está presente. Recientemente, un cannabinoide sintético por vía tópica se ha mostrado eficaz para reducir la presión intraocular en pacientes con glaucoma que no responden a otros tratamientos83. El THC administrado en forma de aerosol ha mostrado un efecto broncodilatador similar al del salbutamol. No obstante el THC administrado por está vía produjo irritación de las vías respiratorias84.
Algunos cannabinoides se han evaluado como ansiolíticos con resultados discrepantes85,86,87. Además de las investigaciones en curso reseñadas hasta ahora, los cannabinoides se están evaluando como neuroprotectores31 y agentes antitumorales32.
Actualmente se está realizando una rica investigación básica en modelos de enfermedades degenerativas neurológicas (esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, corea de Huntington y enfermedad de Alzheimer), neuroprotección, dolor, tratamiento de la dependencia de opioides, glaucoma, cáncer (sobre todo tumores neurológicos) y regulación de la presión arterial en situaciones patológicas. Estas investigaciones permitirán conocer mejor los mecanismos básicos y desarrollar alternativas farmacológicas con efectos más específicos19.
EFECTOS ADVERSOS
Los efectos adversos del cannabis dependen sobre todo de la vía de administración y la duración de la exposición. Su toxicidad aguda es baja, dado el amplio margen terapéutico20. Los efectos euforizante, ansiolítico y a veces sedante del cannabis pueden influir en el potencial terapéutico, ya que en algunas circunstancias pueden ser percibidos como indeseados, y en otros como beneficiosos37. Sin embargo, como produce taquicardia y a veces alteración de la sensación de frío y calor, algunos pacientes pueden angustiarse o incluso sufrir una reacción de pánico. Los resultados de los ensayos clínicos publicados indican que un 23% de los pacientes tratados se retiraron debido a efectos adversos como mareo, flotación, depresión, distorsión de la realidad y disforia88. No se han descrito signos de dependencia en pacientes que lo usan con finalidad terapéutica. Es preciso aclarar si el THC puede participar en interacciones con otros fármacos. Por otro lado hacen falta ensayos clínicos que evalúen indeseados de los efectos de los cannabinoides a largo plazo.
ESPECIALIDADES FARMACÉUTICAS
La nabilona (Nabilone®) está comercializada en algunos países y disponible en España, en cápsulas de 1 mg, como medicación extranjera a través de los servicios de farmacia de los hospitales. Está autorizada para la prevención de las náuseas y vómitos secundarios a quimioterapia que no han respondido a los tratamientos antieméticos de referencia (hay que justificarlo en la solicitud). Se recomiendan dosis de 2-4 mg al día, pero se pueden dar hasta 6 mg al día, repartidos en tres tomas.
El dronabinol (Marino®, Elevat®) está comercializado en diversos países para la prevención de náuseas y vómitos secundarios a quimioterapia que no responden a los antieméticos habituales, y para el tratamiento de la anorexia en pacientes con sida. La dosis recomendada como antiemético es de 5 mg/m2 al día inicialmente (en 4-5 tomas), con incrementos de 2,5 mg, hasta un máximo de 15 mg/m2 al día. Para el tratamiento de la anorexia en el sida, se recomienda empezar con 5 mg al día (en 2 tomas) que se pueden aumentar hasta un máximo de 20 mg al día.
CONCLUSIONES
El cannabis, su principal principio activo (el THC) y algunos de sus derivados han sido objeto de una amplia investigación básica, que ha permitido caracterizar el sistema endocannabinoide y su participación en la regulación de diversas funciones fisiológicas básicas.
Con finalidad terapéutica, se han usado la hierba entera (fumada, ingerida o por otras vías) y sus extractos, THC natural y algún derivado sintético como el dronabinol y la nabilona. Su eficacia está evaluada sobre todo en la profilaxis y tratamiento de las náuseas y vómitos por quimioterapia antineoplásica (nabilona, dronabinol) y en el tratamiento del síndrome de anorexia-caquexia de la fase terminal de sida y de algunos cánceres (dronabinol).
Los resultados de ensayos clínicos recientes sugieren que el THC y los extractos de cannabis que contienen sobretodo THC y CBD pueden ser eficaces en el tratamiento del dolor neuropático y la espasticidad y otros síntomas asociados a la esclerosis múltiple.
No obstante, hacen falta nuevos ensayos clínicos que confirmen su lugar en terapéutica en las distintas indicaciones de interés.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo se ha realizado con el apoyo del Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya.
MARTA DURAN DELMÀS
Médico adjunto de la Fundación Institut Català de Farmacología. Hospitals Vall d’Hebron.
DOLORS CAPELLÀ HEREU
Profesora titular de Farmacología Toxicología y Terapéutica. Universidad Autónoma de Barcelona.
Enviar correspondencia a:
Marta Duran Delmàs. Fundació Institut Català de Farmacologia. Escola d’infermeria 3er Piso. Servicio de Farmacología Clínica. Hospitals Vall d’Hebron. Pg Vall d’Hebron 119-129. Barcelona 08035.
Tel: 93.4283029 / Fax: 93. 4894109.
e-mail: mdd@icf.uab.es.
Reproducido con la autorización de la revista “adicciones” Número 2, volúmen 16, 2004, y las autoras del artículo.
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